domingo, 17 de abril de 2011

Epifanía de la noche de Abril

[…] Caminaba, corría no sé de qué, ni de donde pero lo hacía, llegaba a una plaza, de verde pintada, manchada de café, desteñida del atardecer de ese día, un perro me miraba, con cara de desconocida, sólo me senté a mirar, llegaste te sentaste, me dijiste muchas cosas, no las recuerdo, te fuiste, llega un niño de cinco años o más
-Mamá, nos vamos?
Sin entender quién era, le dije vamos, caminé y lo perdí al niño, llegué a un departamento, de piezas grandes, una pintada de rojo, con una pared negra, donde veo a Maxi Meneses, con un traje, me parece extrañísimo, le intento hablar pero me comienza a sacar fotos, me hace una seña indicándome la cama, la comienzo a hacer y encuentro el cadáver de una mujer colorina de senos voluptuosos, me sacas fotos con ella y yo no entiendo nada.
Aparecí, con Felipe comiendo papas fritas sentados en una banca cerca de una cancha me hablaba de sus sueños, anhelos y deseos, reía mucho me sentía bien, pero fue en busca de una pelota y no volvió y yo me quedé dormida, cuando despierto en un departamento, cuando el niño aquel niño que me había dicho mamá, me despierta y me dice que tenemos que ir a buscar a la tía a la tía que viene llegando de Chile, me levanto y llega la Constanza me abraza e insulta a su ex marido, me dice que será genial vivir juntas entre más, hasta cuando me sienta en un sofá y me dice que él está en coma y que le quieren hacer la Eutanasia, que lleva meses así, pero no me lo había querido decir para evitar remover tierras pasadas, sólo lloro y tomo el teléfono y llamo a Max, él estaba en cánada, con su esposa y tres hijos, le pido que interfiera en ese caso, primero se burla después me dice que lo hará, sólo por mi e Ignacio, entonces ahí entiendo que el niño era mi hijo , yo paseaba por la calles de Madrid, con mi hijo tomada de la mano y de la otra mano llevaba una niña, hija de la Constanza.
Desperté y sólo pensé, que Epifanía más grande.

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